Es un arte estático, que tiene a Cristo como tema central. Al comienzo tomó influencia del Bajo Imperio romano con el añadido de la ornamentación de sus frescos, de raíz helenística. En Arquitectura se destacaron las basílicas con cúpulas, o las iglesias con forma de cruz griega, siendo una característica predominante el uso de arcos y capiteles decorados. En el exterior continuaron usando el ladrillo y la piedra. La influencia persa fue notable en época del emperador Justiniano
Durante los siglos VII a IX este arte decreció su expresión por influencia del islamismo, ya que los árabes sitiaron Constantinopla en el año 674, durante el reinado de Justiniano II; y de quienes consideraban a esas imágenes religiosas o íconos, como blasfemos (iconoclastas). Repuesto el poder de los reyes primero macedónicos, con la toma del poder por Basilio I, y luego con el reinado de los Comnenos, desde Alejo I; o sea, a partir del año 867, resurgió el arte bizantino con gran refinamiento, tornándose los íconos más espiritualistas y simbólicos.