De la unión de Gea –la Tierra- y Urano nacieron los Titanes, dos de los cuales, Cronos y Rea, serían con el tiempo los padres de los dioses del Olimpo: Zeus, Hera, Poseidón, etc.
Pero antes de que todo esto ocurriera Urano, que odiaba a sus hijos, quiso devolverlos a las entrañas de la Tierra. Ésta, indignada, se alió con su hijo menor, Cronos, para que le cortara los genitales de Urano y los arrojara al mar. De esos genitales, de la espuma que surgió de ellos la hermosa VENUS, que fue empujada por Céfiro, dios de los vientos, y Aura, diosa de la brisa hasta las costas de Citera, en cuya playa fue recogida por una de las Horas, diosas de las Estaciones, y más concretamente por la de la primavera, Flora, tal y como sugiere el manto cubierto de flores. Las Horas, distribuidoras de la lluvia, la recibieron como reina y le enseñaron todos los trucos para seducir a los hombres mortales e inmortales, provocando que la fidelidad no fuese precisamente su virtud.
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