RAFAEL- LA VISION DE EZEQUIEL
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y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos. Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos---
Rafael pintó este cuadro para un mecenas aproximadamente en 1518.
Dios aparece en el cielo sobre las cuatro criaturas vivientes de la visión del libro de Ezequiel. La tradición cristiana las identifica con las cuatro criaturas aladas- el hombre o el angel, el león, el buey y el águila que simbolizan los evangelios. Como podemos ver Rafael, en lugar de seguir las palabras de Ezequiel, sigue la tradición cristiana para pintar este cuadro
Dios padre, con el pelo blanco pero con un cuerpo de hombre en la plenitud de su vida sigue la tradición renacentista, se parece más a Júpiter, rey de de los dioses de la antigüedad pagana. La figura se agranda si vemos el contraste de escala con el paisaje que aparece en la parte inferior. En una esquina podemos ver a Ezequiel iluminado por un haz de luz
Como anécdota muchos creen, al leer el libro de Ezequiel, que lo que describe es una visión de una nave extraterrestre, en este caso es una pena que Rafael no nos hubiera dejado una versión fidedigna del libro
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