(Compiègne, 14 de marzo de 1848 - Neuilly-sur-Seine, 11 de octubre de 1926), fue dibujante, litógrafo, grabador, caricaturista, periodista y novelista francés
Hijo de un carpintero, estudió para notario, pero por el aburrimiento de tales estudios se dedicó a la caricatura. En 1866, dibujó para Journal Amusant además de hacerlo en otras revistas. En 1880, con el editor George Decaux, fundó su propia revista, La Caricature, que dirigió durante 12 años y en la cual se iniciaron Caran d'Ache, Louis Morin, Ferdinand Bac, Job, Maurice Radiguet (el padre de Raymond Radiguet). También ilustró guías turísticas, obras de divulgación histórica, clásicos literarios: Villon, Rabelais, Cervantes, Swift, Shakespeare, Les Cent contes drolatiques de Honoré de Balzac, las Mil y una noches. Y en un tono más ligero ilustró además una historia de los lupanares. Su nombre se eclipsó después de la Primera Guerra Mundial.
Albert Robida ha sido redescubierto gracias a su trilogía de anticipación:
- Le Vingtième Siècle (1883)
- La Guerre au vingtième siècle (1887)
- Las Historias Del Capitán Teemo (1890)
Estas obras hacen de él otro Julio Verne, aunque más audaz. Contrariamente a Julio Verne, propone los inventos integrados a la vida corriente, y no como creaciones de sabios locos. Cada vez imagina los desarrollos sociales que se derivan de sus invenciones, a menudo con precisión: promoción social de las mujeres (que él ve como electoras y elegibles, llevando pantalones, fumando, y desempeñándose como médicos, notarios o abogados), desarrollo del turismo de masas, polución. Ya en 1869, Robida hace una obra de anticipación con su dibujo La Guerre au vingtième siècle, campagne de Jujubie, donde describe la guerra moderna a base de misiles robotizados y de gas asfixiante.
Inventó el téléfonoscopio, una pantalla plana mural que difunde las últimas informaciones a todas horas del día y de la noche, las últimas obras teatrales, cursos y teleconferencias.
Además de sus cualidades como visionario, su obra L'Horloge des siècles anunciaba ya, según sus críticos, al Philip K. Dick de la novela El mundo contra reloj (Counter-Clock World).