Pintor de un ácido humorismo, Enrico Baj, fallecido en su domicilio de Vergiate, en el norte de Italia, a los 79 años de edad, dominó durante medio siglo la escena de las vanguardias europeas. Su nombre, ligado a los de Fontana y Piero Manzoni, evoca la libertad de la creación, que adquirió un tono a menudo excéntrico en sus pinceles.
Baj, pintor, escultor y escritor de ensayos, está considerado como un neodadaísta satírico, gracias a sus cuadros de Generales que le hicieron famoso y a sus collages policromados, caracterizados por la misma vena grotesca y humorística.
Baj nació en Milán el 31 de octubre de 1924, en el seno de una familia acomodada. Su padre era un empresario de la construcción, y su madre, una ingeniera milanesa, en años heroicos del despertar feminista. Enrico descubrió su vena artística y se inscribió en la Academia de Brera, sin descuidar por eso cuestiones prácticas, como los estudios de Derecho, que inició en 1945 y concluyó con facilidad. Ejerció después la abogacía hasta 1956, pero su destino estaba marcado ya por el arte.
Enrico Baj fundó en 1952 el Manifiesto del Arte Nuclear, que se oponía a la abstracción geométrica, y a cualquier ismo académico, enarbolando un ideario casi científico que buscaba "la investigación de las nuevas formas del hombre: las del universo atómico", según el documento fundacional. Un movimiento al que se adhirieron Yves Klein, Piero Manzoni, los hermanos Pomodoro, Lucio Fontana y Asger Jorn, entre otros artistas. Un año después comenzó a trabajar como ilustrador de obras de escritores famosos, y a colaborar en diversas publicaciones.
Se estaba forjando ya el estilo satírico de Baj, del que, años después, el surrealista André Breton dijo: "El aspecto lúdico e irónico de Baj oculta un compromiso constante y coherente contra todas las formas de destrucción y opresión del hombre contra el hombre".
Baj se definía a sí mismo como "un libertario anarco-patafísico", una especie de eterno revolucionario inclasificable que se enfrentó en numerosas ocasiones a los poderes establecidos, lo que le causó algunos problemas policiales. En 1961, por ejemplo, la obra colectiva Gran Cuadro Antifascista Colectivo, que denunciaba la guerra de Argelia, fue confiscado por orden de las autoridades y pasó varios años encerrado en los sótanos de la prefectura de policía de Milán, antes de ser expuesto en el Museo de Arte Moderno de Estrasburgo. Tres años más tarde, la Bienal de Venecia le obligó a camuflar el torso de uno de sus generales.
El estilo provocador de sus obras despertó la inquietud de las autoridades durante buena parte de su vida. La exposición retrospectiva que le dedicó Palazzo Grassi, en Venecia, en 1975, se celebró bajo fuerte control policial. Uno de los cuadros más conocidos de Enrico Baj, Los funerales del anarquista Pinelli, provocó también una enorme polémica.
Pero Baj no fue sólo pintor y escultor. Además de las artes figurativas, se dedicó a la escritura, publicando quince ensayos. Su obra plástica ha merecido decenas de exposiciones en Italia y en Estados Unidos. La última y más importante fue la que le dedicó el Palacio de las Exposiciones de Roma, en 2001, con un impresionante recorrido a través de medio siglo de actividad artística, desde 1951 al 2001, y con un total de 300 obras.-
Información. EL PAIS
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