Y llegan unas nuevas elecciones...
Mi mente viaja a aquellos tiempos cuando pensabamos que ibamos a cambiar el mundo.
Dios, como pude aguantar los recitales de Pi de la Serra? ...Ya, la respuesta está en el viento
Pero eran tiempos en que nos divertiamos, no había más preocupaciones que intentar reventar mítines. Fraga, en el pabellón de deportes, nos hizo una demostración de "estiramiento de tirantes", mientras Fernández de la Mora gritaba "déjales que griten que solo hablan castrapo"
Felipe, ante las miradas reprobadoras de sus adlateres hacia nosotros, dijo "que griten que hace mucho tiempo que no pueden hablar"
Y Carrillo, en el campo de Barreiro, aguantó lo de "FRAGA Y CARRILLO EN EL MISMO CALZONCILLO"
Las reuniones en casa de Mela. La pobre, murió relativamente joven y soltera. En aquellos momentos de la historia contactaba con Franco. Eso nos aseguraba, estabamos allí, en su casa, quietos, callados, solo ella lo podía oír... despues nos retransmitía su mensaje. En mi casa hicimos una ouija
Cada vez que me acuerdo aún me tiemblan las piernas del miedo
"Las protestas internacionales y la petición de clemencia del Papa Pablo VI no ablandaron al dictador, que mandó al paredón a cinco jóvenes sometidos a consejos de guerra sin garantías jurídicas tras haber arrancado su confesión a fuerza de torturas"
Y es que al final tiene razón mi poeta favorito
A qué vienes ahora,
juventud,
encanto descarado de la vida?
Qué te trae a la playa?
Estábamos tranquilos los mayores
y tú vienes a herirnos, reviviendo
los más temibles sueños imposibles,
tú vienes para hurgarnos las imaginaciones.
De las ondas surgida,
toda brillos, fulgor, sensación pura
y ondulaciones de animal latente,
hacia la orilla avanzas
con sonrosados pechos diminutos,
con nalgas maliciosas lo mismo que sonrisas,
oh diosa esbelta de tobillos gruesos,
y con la insinuación
(tan propiamente tuya)
del vientre dando paso al nacimiento
de los muslos: belleza delicada,
precisa e indecisa,
donde posar la frente derramando lágrimas.
Y te vemos llegar -figuración
de un fabuloso espacio ribereño
con toros, caracolas y delfines,
sobre la arena blanda, entre la mar y el cielo,
aún trémula de gotas,
deslumbrada de sol y sonriendo.
Nos anuncias el reino de la vida,
el sueño de otra vida, más intensa y más libre,
sin deseo enconado como un remordimiento
-sin deseo de ti, sofisticada
bestezuela infantil, en quien coinciden
la directa belleza de la starlet
y la graciosa timidez del príncipe.
Aunque de pronto frunzas
la frente que atormenta un pensamiento
conmovedor y obtuso,
y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla
entre mojadas mechas rubias
la expresión melancólica de Antínoos,
oh bella indiferente,
por la playa camines como si no supieses
que te siguen los hombres y los perros,
los dioses y los ángeles,
y los arcángeles,
los tronos, las abominaciones...
Gil de Biedma
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