El Museo del Prado presenta la primera gran exposición monográfica dedicada a los retratos de Lorenzo Lotto. Coorganizada con la National Gallery de Londres, la muestra cuenta con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA y será la gran protagonista de la programación del Prado este verano. Lorenzo Lotto (Venecia, 1480 – Loreto, 1557) fue uno de los pintores venecianos de mayor talento en la primera mitad del
siglo XVI, Lotto fue también uno de los más peculiares, y su carrera
incansablemente itinerante lo marginó un tanto de la escuela veneciana.
Parece probable que se formara en su ciudad natal con Alvise Vivarini,
pero su primera actividad independiente tuvo lugar en Treviso (h.
1503-1506). Un encargo de los dominicos de Santo Domingo de Recanati le
llevó a Las Marcas, donde permaneció seis años (1506-1512). En 1509
trabajó en la Stanza della Segnatura del Vaticano, pero su estilo
altamente expresivo y ajeno al clasicismo no debió ser del agrado del
papa Julio II, porque rápidamente fue sustituido por Rafael. La ocasión
de pintar otro cuadro de altar importante para una iglesia dominicana la
tuvo en 1512 en Bérgamo, donde pasó también varios años. En 1525
regresó a Venecia, y allí siguió trabajando para clientes de Bérgamo y
Las Marcas además de locales. Esa etapa veneciana se vio interrumpida
por nuevas estancias prolongadas en Las Marcas (1538-1540) y Treviso
(1542-1545). En 1549 abandonó finalmente Venecia por Las Marcas, y vivió
sus últimos años como hermano lego en una comunidad religiosa de
Loreto. Lotto pintó sobre todo asuntos religiosos, pero fue también
retratista. Sus muchos cuadros de altar, por ejemplo las tres Sagradas conversaciones
para las iglesias de San Esteban (ahora San Bartolomé), Santo Espíritu y
San Bernardino de Bérgamo presentan esquemas compositivos relativamente
tradicionales con una técnica no menos conservadora, que persigue una
factura lisa y controlada y se recrea en la exactitud de los pormenores.
Pero su expresión del sentimiento religioso es muy personal: rayana a
veces en lo humorístico, suele transmitir una aguda intensidad
emocional, aún más acusada por la acidez y disonancia del colorido. Esas
notas también se advierten en pinturas religiosas de formato menor,
como el San Jerónimo penitente (Prado), obra tardía, de 1546, que
Lotto pintó para su amigo Vincenzo Frizier, regidor del hospital
veneciano de Santos Juan y Pablo. La invención compositiva y la
penetración psicológica de sus retratos, donde es característica la
insinuación de una vida interior tensa y agitada, hacen de Lotto uno de
los más grandes retratistas del renacimiento italiano. La sensibilidad
hondamente piadosa que aflora en sus cuadros se manifiesta asimismo en
el libro de cuentas (Libro di spese diverse) que llevó durante
los dieciocho últimos años de su vida (1538-1556). Ese importante
documento, casi único en su género, proporciona abundante información no
solo sobre la práctica profesional del artista y su mundo social, sino
también sobre sus reflexiones y sentimientos íntimos. La crítica, sin
embargo, ha estado muy lejos de mostrarse unánime a la hora de
interpretar a través del Libro la personalidad de Lotto y su actitud frente a las controversias religiosas de su tiempo.
Comisarios: Enrico Maria dal Pozzolo (Universidad de Verona) y Miguel Falomir (Museo del Prado).