Las tres gracias, Aglaya, Eufrósine y Tulía, la personificación de la belleza y el encanto, presidían todas las fiestas en las que el placer fuese el ingrediente principal. Concedían el don de la alegría y todo el humano que fuese bendecido por ellas conseguía elocuencia y sabiduría
Acompañaban a Venus y Eros en el Olimpo y los divertían al son de la música que tocaba Apolo. Aglaya, la más bella, estaba casada con Vulcano, el dios más feo.
Estas tres musas eran tema popular entre los pintores, por ejemplo en LA PRIMAVERA DE SANDRO BOTTICELLI
Para ver este cuadro tenemos que ir de derecha a izquierda. Primero vemos a Céfiro, dios del viento, persiguiendo a Cloris, que al ser atrapada exhala flores y se convierte en Flora, la diosa de la primavera. En el centro vemos a Venus haciendo gestos a las tres gracias, que están bailando en un círculo eterno. En el extremo izquierdo, Mercurio molesta a una nube con su caduceo (varita mágica, símbolo de la neutralidad). Cupido vuela sobre el arco que rodea la figura central, sugiriendo amor
RUBENS sitúa a las tres gracias en una especie de bosque, donde vemos a Cupido, arriba a la derecha, sujetando una cornucopia de la que sale agua y una guirnalda de flores. Al fondo vemos unos ciervos y en primer plano los cuerpos de las tres gracias sin ningún elemento que nos distraiga de su contemplación
Rafael Sanzio representa a las tres gracias como un conjunto escultórico, aunque las musas están desnudas inspiran un sentimiento de castidad
A partir del renacimiento alemán, con Lucas Cranach el Viejo y Hans von Aachen, la figura de Eufrósine empieza a aparecer de frente al espectador entre Aglaya y Talía que aparecen bien de espaldas con su rostro mirando a las otras musas o en posición lateral
Venus y las tres gracias sorprendidas por un mortal -Jacques Blanchard
No hay comentarios:
Publicar un comentario