Narciso era un joven tan bello que muchas ninfas se enamoraron de él, aunque las rechazó. Una de ellas le echó una maldición de modo que, al enamorarse de sí mismo, sufriera el mismo tormento que ellas estaban sufriendo. Un día, al agacharse para beber agua de una charca cristalina, se quedó embelesado ante su propio reflejo de tal manera que le fue imposible moverse de aquel lugar, por lo que acabó consumiéndose. Las ninfas lloraron su muerte, pero cuando fueron a buscar su cuerpo, en su lugar encontraron la flor que lleva su nombre.
¡La flor petrificado de Narciso
ResponderEliminaren cuadro inquietante de Dalí!
Y un beso de energía surreal
Ahora que lo pienso ¿Como sera un beso surrealista?
ResponderEliminarAh ya, biquiños